Boom Boom Kid en Club Paraguay
La banda del gran Carlos Rodriguez, a.k.a Nekro, la rompió en Club Paraguay, esta vez, en el único show del año en Córdoba. Show demoledor, con elementos decorativos y cambios de vestuario, la propuesta fue tan dinámica que no dejó lugar a las pausas.
Texto: Juampa Rodano
Fotos: Fátima Juarez

Cerca de las 21.20 salió BBK al escenario. La disposición de los instrumentos causó cierta extrañeza, en un principio, porque la batería de Chelo Vidal estaba, sin exagerar, casi pegada a la valla, donde comienza el escenario, y por lo general suele ir al fondo. A la derecha, la guitarra de Ignacio Rezzano, a la izquierda el bajo de Pelado López y detrás de todos ellos la aparición de Nekro, que luego de la primera canción se ubicó adelante, en la típica posición de frontman.
Fueron cerca de 30 temas. Y pido disculpas, de antemano, si no puedo mencionar todas. Es que no se puede. Uno tras otro. Es la sensación de algo que empieza y que jamás llega a su final.
Canciones y cuerpos surfeando en el aire
Repasaron canciones de toda la línea histórica de BBK. Pasaron por Okey Dokey, Smiles from Chapanoland, Frisbee, El disco del verano, y algunos tracks repartidos. No tuvo pausas. Casi que ni siquiera saludaron a la gente, y tampoco hacía falta. El ritual del saludo no es algo obligatorio para Nekro y BBK. Eso sucede cuando el público y la banda generan tanto mimetismo y penetración que se vuelven uno, realmente.
Y así fue como se produjo un surfeo permanente de gente desde el piso hacia la zona de vallas. Volaban cuerpos, surfeaban cuerpos. Hasta el mismo Nekro lo hizo, con su tabla de surf, que terminó partiéndose por la mitad a causa de la propia intensidad de la gente.
Nekro: la definición
Multifacético juglar, andariego antifascista y arquitecto de su propia fantasía. Así es como se define Carlos Rodriguez. Con 53 años de edad, Nekro es, indudablemente, uno de los íconos sostenidos del punk y rock alternativo sudaca. Primero con Fun People, luego con BBK hasta este tiempo.
Energético, feroz, divertido, indomable, colorido, hipnótico: adjetivos que se quedan cortos frente a la experiencia de verlo en vivo. Y aun así, él lo relativiza. Hace algunos años declaró en una entrevista: “la gente no debe seguirme; solo soy una persona que está aprendiendo a vivir”.