Candela Perez Celayez: “El periodismo abarca más que hacer registro fotográfico”
Candela Perez Celayez es fotógrafa mendocina, hoy radicada en Córdoba quien trabajó con distintas bandas de la escena local como Tomates Asesinos o 57000. Las portadas de singles de Mizuki Amapola, Microtul y la construcción del artbook del disco “Hicimos Crecer un Bosque” de Fin del Mundo. Además de ser la fotógrafa seleccionada por el sello discográfico Popscuro.
Entrevista: Santiago Mansilla

También es periodista. Desde esta profesión escribió artículos sobre la relación de las personas con el universo digital, fetichismo -desde foros web-, espiritualidad -con personas que se unieron a grupos a través de MSN-. Su trabajo final de la carrera de periodismo estuvo relacionado al reino fungi.
Participó en el registro fotográfico de “Luto” dirigido por Pablo Weber. El cortometraje fue parte de festivales de cine como el de Mar del Plata y Message2Man (Rusia).
“Siempre me movió una curiosidad que va más allá de la foto en sí. Me movían los espacios, las personas, las historias, los distintos universos creativos. Poder convivir con eso me llevó a plantearme la idea de tratar de estudiar y analizar el espacio que me rodeaba no solamente como algo estético sino que había algo más. Durante mucho tiempo, de manera independiente y un poco solitaria, fui haciendo una investigación un poco más profunda del entorno en el que me muevo. Siento que el periodismo abarca un poco más que solo hacer registro fotográfico.”
Desde la portada de “Hicimos Crecer un Bosque”, “Luto”, las sesiones con Salas Velatorias y Los Toiletes; y su propio Instagram la presencia de flores es una marca que la caracteriza:
“Surgió un poco de manera espontánea. Yo ya tenía una fascinación estética con la naturaleza, con los animales, los insectos. También esa cuestión de lo orgánico, la descomposición y todo el proceso natural en el cual uno no puede intervenir del todo.
Empecé en la pandemia, en un estudio que armé en mi casa. Pasé semanas con puestas de luces y viendo como se iban marchitando algunas cosas, fotografiando procesos.
Algunas de esas cosas que para mí eran ejercicios las empecé a publicar en mis redes. Eso hizo que las chicas de Fin del Mundo me contactaran contándome que tenían un proyecto que se alineaba estéticamente con ese imaginario.
Con “Luto” fue un proceso distinto porque Pablo Weber me contactó porque estaba buscando alguien que tenga un archivo fotográfico grande para poder hacer una historia a partir de eso. Yo le abrí el archivo de mi vida y había mucho ejercicio de eso. Fotos en macro a bichos, hojas, gotas, escaneos, fotos familiares. En todo estaba la naturaleza envuelta.
No puedo definir que es lo que me llama pero trato de moverme de manera muy intuitiva en eso. Cuando algún símbolo, elemento, aparece en mi memoria o está muy presente en mis fotos trato de darle mucha importancia y de seguir investigando. Aún a ojos cerrados, aunque no tenga una respuesta muy definida de que es lo que me llama.
Con Los Toiletes hicimos unas fotos con flores que nos encontramos en un tacho de basura en el estudio. Ya que estamos y que coincide con los imaginarios las sumamos. Con Salas Velatorias hicimos unas fotos a fines de junio en el cementerio (San Jerónimo del barrio Alberdi)”
En esta sesión con Salas Velatorias convergen distintos elementos que ya están presentes en su obra con la simbología funeraria que la banda siempre presenta
“Sigue esa línea: lo romántico, el decaimiento, lo orgánico, lo pudimos hacer converger. No había pensado en la relación con “Luto” y las flores. Hay proyectos que vienen con una nostalgia de trasfondo y se prestaban para esa idea de retratar el decaimiento, el paso del tiempo, los espacios destruidos y abandonados. Con el color traté de hacer lo mismo, que sea frío sin ser blanco y negro. Texturas bien definidas.
Un norte importante es que la música gobierne la estética, no al revés.
Cada vez que trabajo con alguien trato de encontrar el imaginario personal de esa banda: de que hablan, como suenan, cual es el tinte que tienen. Para que eso lo podemos traducir en una imagen.
No se si hay un método para plasmar la identidad sonora pero sí siento que hay dos cosas. Hay ciertas convenciones estéticas vinculadas a los géneros. Eso hace que te puedas acercar a un estilo estudiando como se ve, los contrastes, poses, colores. Hay un ejercicio que trato de hacer que es: escuchar las bandas, ver como se muestran, el imaginario, ver los colores que usan y sobre eso trato de interpretar visualmente o en la edición de color lo que yo considero sobre como se escucha su musica… es un poco extraño pero trato de traducir eso en imagen.”
“Hay un ejercicio que trato de hacer de manera constante en las fotos. Trato de entender el límite del color, de la textura, el grano, la saturación y el ruido. Tengo una carpeta de presets muy grande que voy armando con distintas luces y situaciones. Lo voy alimentando y ya es su propio monstruo. Trato que el color tenga protagonismo por su cuenta ya que por ahí hago fotos con flores que pueden ser más abstractas o más texturadas.
Me obsesioné con los bodegones holandeses del siglo XVII que tienen muchos elementos de bichos, hojas comidas, colores muy vivos. Una suerte de naturaleza muerta muy viva. Traté de investigar la calidad de la luz, las direcciones, las temperaturas, los tonos, la corrección.»