Louta en Club Paraguay

El pasado viernes, Louta volvió a Córdoba para presentar Un instante, su último disco. La puesta escénica fue completa: banda, bailarines y esa impronta clásica del personaje de Louta que siempre tiene algo para decir.

Texto: Juan Pablo Rodano
Fotografía: Matías Egea

Cantante, compositor, actor, performer. Camaleónico y comprometido con el arte, Louta es más que un personaje: es un concepto. Un conjunto de cosas. No hace más porque no le alcanzan las horas del día. Su vida está atravesada por la creación desde que tiene memoria. Se suele pensar al arte como algo complejo, casi inalcanzable, pero Louta rompe con eso. Todo en él parece espontáneo, pero está cuidadosamente pensado: nada queda librado al azar.

El show fue largo, de casi dos horas. No solo presentó las canciones de Un instante, sino que también recorrió su historial pre-pandémico, comenzando con “Todos con el celu”, sumergiéndose en “Enchastre” y avanzando —casi cronológicamente— por los temas que lo posicionaron en el lugar que hoy ocupa.

Hacia el final, sorprendió con reversiones de “Beso a beso” (La Mona Jiménez) y “La mano de Dios” (Rodrigo). Lo hizo a su manera, con el costado lúdico que le permite hacer lo que quiere sin volverse bizarro. El público lo entendió: se entregó al juego y lo celebró sin prejuicios.

Louta se mueve en un punto donde el pop argentino todavía se permite mutar. Es un artista que no teme desarmar la estructura para volver a armarla con ironía, frescura y sensibilidad. En Córdoba, volvió a recordarlo: su propuesta no es solo musical, sino conceptual. Es una invitación a repensar cómo el arte puede ser espectáculo sin perder su verdad.