Catalina Clandestina, la casa de la contracultura
Catalina Clandestina es una casa cultural comunitaria que se encuentra en la calle Hipolito Yrigoyen al 308, Laguna Larga. Funciona en un edificio donde operaba una cooperativa cerealera que quebró a finales de los 90. Luego de años de abandono empezó a funcionar el espacio cultural, de encuentro, arte y comunidad.

Hoy es una biblioteca, una sala de ensayo; en la época adecuada, su patio es una huerta. Participan de eventos que van desde el folclore, el rock, cine, clases de apoyo y actividades para adultos mayores.
Allá, en Laguna
Catalina Clandestina sabe
Beber del sol
Laguna Larga – Eterna Inocencia
El nombre del lugar es la reivindicación de próceres locales. Catalina Rodriguez fue una docente de los primeros años del 1900. Se estima que uno de cada tres pobladores de la época pasó por sus aulas. Enseñó a leer y a escribir a los niños del pueblo. La calle en la que el grupo tuvo sus primeras reuniones es la calle que lleva su nombre, a 2 cuadras de su ubicación actual.
La oficina cerealera abandonada fue ocupada por el colectivo -uno de los motivos del “clandestina” en su nombre- para iniciar las obras de recuperación.
Esto puede verse en el documental “DocuClandestino | Casona Cultural Catalina Clandestina”
“Fue más bien una movida estratégica para, al mismo tiempo, redactar un proyecto un proyecto completo que aclarara exactamente todo lo que queríamos hacer como espacio y como colectivo». Remarcó uno de los miembros del colectivo.
El circuito cultural cordobés
Catalina Clandestina fue declarada de interés cultural para la comunidad de Laguna Larga. En el pueblo de 7500 habitantes, a pocos kilómetros de la capital cordobesa organizaron festivales de los que participaron algunas de las bandas que hoy son parte de la cada vez más sólida escena rockera de Córdoba.

Chunkans, Rancixs Club, Las Rutas, Pachuco, Rudy, Whither, Los Muertos, Botellas y Algo Más, entre otras pasaron por su escenario. Desde Buenos Aires, Sol Bassa, Camionero y Guillermo Mármol de Eterna Inocencia que no solo tocaron ahí sino que demostraron un cariño particular a la casa. El colectivo es parte del ciclo Tracción a Sangre cuando este se realiza en Córdoba. Eterna Inocencia le dedicó la canción “Laguna Larga”.
“Nuestra forma de ver la cultura responde más a la contracultura. En realidad es la contracultura lo que nos identifica. Por ahí en su momento decidimos no usarlo porque todo demasiado chocante, ya era nuevo el espacio, ya era difícil de asimilar y conllevaba prejuicios”
Lejos de la lógica del consumo, este espacio propone otra economía: no se cobra entrada sino que se colabora con alimentos no perecederos. Los participantes, la organización de Catalina Clandestina, no trabajan con fines de lucro sino que lo recaudado se destina a sostener el funcionamiento o a fines solidarios.
Desde entonces, el lugar funciona gracias a la autogestión, la solidaridad y la cooperación de artistas, vecinos y colectivos. Cada mejora —desde pintar las paredes hasta instalar la electricidad o acondicionar una sala de ensayo— se hizo con donaciones, trabajo voluntario y la convicción de que otro modo de construir cultura es posible. Empresas locales, artesanos, músicos y vecinos sumaron esfuerzos para revivir el espacio, que hoy alberga actividades artísticas, una biblioteca, una huerta y talleres abiertos a la comunidad.
El grupo también se ha vinculado con otros espacios autogestionados, bibliotecas populares y colectivos afines como Hu, de Carlos Paz, y Ojo de Barro en Río IV o la Kame House de Capital. Entre estos espacios se pretende el fortalecimiento de una escena alternativa y un circuito interno de la provincia de Córdoba. “No queremos que esto quede solo en nosotros; la idea es que cualquiera que entre se apropie del lugar, lo sienta suyo y lo cuide como tal”.
El escenario externo a la casa tiene por nombre “Osvaldo Bayer” uno de los autores más importantes del anarquismo argentino. De esta expresión política tomaron la forma de organización asamblearia horizontal y comunitaria:
“hemos aprendido del anarquismo que no es necesario proclamarse para luchar por eso o para llevar a cabo esas ideas que creemos que el prejuicio del anarquismo como el desorden. El ir contra todo sin ningún tipo de argumento es errado.”
Catalina y sus próceres
Además de Catalina Rodriguez y Osvaldo Bayer, la casa lleva distintos nombres en sus espacios. Estos homenajes son “alternativos” según mencionaron. Gente que no son, necesariamente, reconocidos por las instituciones pero que hicieron a la identidad del colectivo y el pueblo.
La biblioteca Don Renato Paira está dedicada a la memoria de alguien que, sin estudios formales, se dedicó a ser un historiador local, escribir, recopilar y difundir la historia del pueblo.
La sala de ensayo se llama “Mamán” González, integrante de “la primera banda punk” de Laguna Larga. “Mamán” introdujo a varios de los jóvenes del pueblo a distintas bandas y un estilo musical que hoy predomina en los shows de la C.C.C.C. De forma análoga, hoy son los encargados del espacio quienes muestran a una nueva generación esa música. Paralelamente es esa sala de ensayo en la que, desde el colectivo destacan, hoy se están formando músicos y bandas.

Mirta Rodríguez fue una perra que los acompañó en el momento de la reconstrucción de la casa. Una de esas “mascotas del pueblo”, animales callejeros reconocidos por los vecinos y que hoy tiene un mural en la sala principal de la casa. Lamentablemente sufrió un accidente poco antes de la inauguración de la casa. La huerta se llama Ramona Bustamante, referente deanfunense del Movimiento Campesino de la provincia.
